El jefe intentó chapurrear algo con el entrenador usando una mezcolanza extraña de palabras de Italiano y vocablos inventados sobre la marcha, pero tras dislumbrar la imposibilidad de lograr el objetivo por este medio, le pidió a su ayudante en un castizo Castellano que lo tradujese a un Inglés chabacano y fluido a borbotones. Tras un gesto de sorpresa, el entrenador pudo al fin comentar con el campeón (en un supuestamente perfecto dialecto Austriaco del Alemán) que "por el amor de Dios y la cuenta que les traía a todos, ya podían aprender un poco de Español, ¿o qué?"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario