Si cojo mis pensamientos, los meto en un saquito, los agito, los vuelco sobre una mesa y los ordeno al tuntún, creo que podría salir algo así: (con petición popular incluida en el precio)
Confía en mí;
nunca has soñado,
poder gritar
y te enfureces.
Es horrible
el miedo incontenible.
Entonces ven,
dame un pedazo;
no te conozco
cuando dices "qué felices",
qué caras más tristes,
qué caras más tristes,
Ella sabe y presiente
que algo ha cambiado.
Dónde estás? No te veo.
Es mejor, ya lo entiendo.
Ahora ya no me lamento,
no sigo detrás, para qué...
Si cada vez que vienes me convences,
me abrazas y me hablas de los dos,
y yo siento que no voy,
que el equilibrio es imposible cuando vienes
y me hablas de nosotros dos.
No te diré que no.
Yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo.
Ella no me imagina
cazando en los bares,
viviendo deprisa,
para qué...
para qué...
Si cada vez que vienes me convences...
Confía en mí;
nunca has soñado
poder gritar,
y te enfureces.
Es horrible
el miedo incontenible.
Entonces ven,
dame un abrazo,
no te conozco
cuando dices "qué felices",
qué caras más tristes,
qué caras más tristes...
viernes, 10 de octubre de 2008
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3 comentarios:
Quién no ha llorado alguna vez escuchando esa canción?
Ains... qué recuerdos... Sabes lo que estaría bien? que si puedes, metieses el enlace de la canción al goear...
Un besazo illo!!!
Qué guay!!! si me has hecho caso!!!
Cuídate illete.
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