Tarde de domingo; lluviosa, desolada y fea. Me siento ya más descansado después de encontrar mis huesos sobre un sofá de polipiel a eso de las doce del mediodía. No era en mi propia casa, ni siquiera en casa de un amigo. Era un tío del gimnasio que conocí hace dos días, y allí estábamos a las siete de la mañana contándonos nuestras vidas, y lo bien que se dio la noche, aunque vale, el colega que nos acercó en su coche nos obligó a estar solos frente a esa botella de Cutty... Lo dicho, hay que mejorar en la próxima.
No sé, pero creo que esta canción va a juego con mi estado de ánimo y con el cielo traslúcido de color blanco perla: hermosamente bello y melancólico.
No sé, pero creo que esta canción va a juego con mi estado de ánimo y con el cielo traslúcido de color blanco perla: hermosamente bello y melancólico.
Extraño como un pato en el Manzanares,
torpe como un suicida sin vocación,
absurdo como un belga por soleares,
vacío como una isla sin Robinson.
Oscuro como un túnel sin tren expreso,
negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Perdido como un quinto en día de permiso,
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí.
Huraño como un dandy con lamparones,
como un barco sin polizones,
así estoy yo sin ti.
Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Vencido como un viejo que pierde al tute,
lascivo como el beso del coronel,
furtivo como el Lute cuando era el Lute,
inquieto como un párroco en un burdel.
Errante como un taxi por el desierto,
quemado como el cielo de Chernobil,
solo como un poeta en el aeropuerto...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Inútil como un sello por triplicado,
como el semen de los ahorcados,
como el libro del porvenir.
Violento como un niño sin cumpleaños,
como el perfume del desengaño...
así estoy yo, sin ti.
Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Amargo como el vino del exiliado,
como el domingo del jubilado,
como una boda por lo civil.
Macabro como el vientre de los misiles,
como un pájaro en un desfile...
así estoy yo, sin ti.
Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo, sin ti...
Mañana por la mañana toca vuelta a lo mismo; ponerme encima la media docena de protecciones y a recibir la del pulpo a manos de mi maestro. Se va acercando el día 21, en que esperamos que la velada se lleve a cabo de manera correcta, no tengamos errores tontos y no nos fallen más competidores. Bah, seguro que será así.
1 comentario:
No hay nada seguro. Bueno, sí: la incertidumbre.
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