Frases célebres y versos varios

  • “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. (Martin Luther King, Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, 1963 )
  • Mister T: "Qué aceitoso está el aceite!"; "Uso los brazos de hilo dental"
  • "Es una vergüenza mandar callar a un necio, pero más lo es dejarle seguir hablando." (Benjamin Franklin)
  • "En mi vida he trabajado más que el ganso que pone sus huevos en lo alto del alcornoque..." (Jogen Hasler) [no es mi caso, vale :P ]
  • "La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días" (Benjamin Franklin)

jueves, 12 de febrero de 2009

Serendipias y sus consecuencias

Ayer estaba leyendo un relato corto como cualquier otro que se puede encontrar por cualquier parte. El desarrollo giraba entorno a un delincuente de aquellos con sombrero de ala y gabardina tan típicos de los '30 americanos, llamado Homer (no, no es Simpson, otro de carne y hueso de apellido van Meter) cuyo cabecilla de turno respondía al pronunciar John Dillinger. Vale, me lo leo con entusiasmo pese al cansancio, y resulta que los dos tiparracos son mafiosos reales. Como el autor del relato tampoco informa ni adjetiva mucho más sobre ellos, cierro el libro y a dormir. Pero al día siguiente me sucede eso que llaman casualidades extremas o serendipias; salvando las acepciones paranormales, creo que son simples curiosidades con cabida en eso tan rocambolesco de la estadística, sólo que cuando no se cumple no reparamos en ello, y exclusivamente cuando sí ocurre damos crédito a la gran casualidad. Y mi serendipia fue ver que el tal Dillinger no es simplemente real, sino que si les restamos el romanticismo a Bonnie y Clyde, estaríamos frente al mayor outlaw de la gran depresión americana de entreguerras. Sorprendido, busco y leo sobre él. Pero encuentro de rebote algo que me pone a pensar desaforadamente, algo que me hace perder el tiempo en pensar por qué somos así de jodidos y de retorcidos; pensar en por qué somos humanos:


CAROLE LANDIS, actriz estadounidense: "aunque apareció en un buen número de películas en los años '40, su carrera nunca alcanzó sus espectativas." Se suicidó el 5 de julio de 1948 por sobredosis de barbitúricos [nota mental: ¿existe alguna estadística fiable de las muertes provocadas por esta familia de fármacos? en Wikipedia encuentro una relativa a drogas en general. Seguiré indagando]. Bellísima ella y con una proyección por encima de los simples mortales; una oveja más (al fin y al cabo) que vive en una lujosa parte apartada del corral, que el resto de los corderos sólo pueden visitar en sueños... pero era lo suficiente infeliz como para no querer vivir más.


Esto me lleva a pensar a bote pronto en el siguiente detalle: está bien muerta, por resumir sus aspiraciones en algo tan banal como ser famosa. Quizá la pudiera haber salvado... no sé, encontrar el amor y fundar una familia, defender alguna causa poética como la religiosa o la solidaria, o incluso reconocer el relativo fracaso y pensar "al menos lo he intentado con todo mi empeño". Pero no, decidió que si no lograba el mérito americano de la gloria o la nada, no merecía la pena vivir. Vaya putada, al menos el 99,999% de la Humanidad debería acometer suicidio tan pronto como le fuese posible, porque el triste anonimato de la gente sencilla duele más que un cáncer o la muerte de un hijo, o ya puestos, se tendría que declarar a la insoportable levedad del ser como el quinto Jinete del Apocalipsis y exterminar por dogma de fe a quien sufra de este mal. Pues va a ser que no querida Carole, púdrete en tu tumba.

Entonces se enciende la luz, y me pregunto: ¿puede que tenga su parte (o su totalidad) de razón la señorita Landis? Coño, la tiene. La vida me ha enseñado que hasta el mayor loco, imbécil o genocida tiene su componente de verdad. Un pederasta se convierte en aberrante por adorar en exceso y con desvarío a la mayor pureza que existe, que es la de los niños; Hitler lió la que lió por amar en demasía a su Alemania. ¿La belleza es mala? ¿Sentirte parte de una identidad, tener tu cultura y amar tus costumbres es detestable? Lógicamente no, pero por desgracia a veces pueden ser una buena causa entre miles de malas para justificar la mayor de las barbaries.

¿Somos tan idiotas como para creernos realizados por encontrar el amor verdadero o por lograr una meta marcada como ella lo fue al buscar el estrellato? Definitivamente, creo que la felicidad tiene una parte importante de su éxito en cerrar los ojos a los pequeños y grandes fracasos, y en saber convivir con las frustraciones que todos tenemos. El destino siempre nos la acaba metiendo doblada y sin avisar. Hace poco añadí la frase "Todo lo que amas te será arrebatado" a mi messenger, a lo que respondo "mientras lo tenga, lo viviré como si fuese mi último instante a su lado". Carpe Diem que dijo Horacio, y una vez que esto se acabe, ¿qué es vivir?

Creo que conozco a demasiados cadáveres andantes, atados a un trabajo que detestan para pagar la hipoteca de una casa que no pueden llamar hogar, casados con alguien a quien dejaron de amar hace tiempo... sólo cargan cada día con sus sueños rotos. Y no quiero ser uno de ellos, quiero cumplir mis objetivos, e intentar recomponer cuando sea posible cada uno de esos sueños hechos jirones. Por eso digo que el caso de Carole Landis me ha enseñado a ver un matiz de la vida de manera diferente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juan, te necesito. Llámame cuando puedas.

Soy Steve Maravilla.